A Corina, que la quise tanto . . .
Encontré tu cuaderno verde
en el último lugar
donde tu deseo sucedió.
Quedó sostenido
en el vientre de un ropero
/ desolado
de donde nadie
se atrevió a extraer.
Allí duerme solitario
/ indemne.
Sus hojas develan
números acróbatas de una suerte
/ al azar.
Huelo tu mano de caricias
al buscar la última página escrita
/ "febrero, quince"
y la lapicera Bic azul trazo grueso
y la regla transparente
/ despoblada de números
y la estampita del santo
en túnicas de dolor .
Tu cuaderno de tapa verde
todavía duerme el tiempo
en el cuerpo del ropero.
Y yo vuelvo a él
en mi territorio de
/ recuerdos preciados
y me asilo tan solo
un instante en los celestiales
/ bordes
de tu presencia.
3 comentarios:
Bello homenaje me quedo en silencio..
Siempre es un gusto visitarte.
Un abrazo
Saludos fraternos
Te deseo lo mejor para esta semana..
Este poema es profundo. Un gusto haber venido a visitarte, Blanca.
Cariños, Mabel.
David Antonio Sorbille dijo...
Magnífico poema, Blanca. Te felicito.
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