APOA EN EL HOSPITAL MOYANO
Reunión miércoles 02-08-2017: la mirada de Blanca Correa
Miércoles de poesía
Llegar / crear / significar /
Experimentar la palabra en un océano de vivencias
y devolverla en todas sus formas.
Ese miércoles de soles extraviados aconteció el taller. . . La palabra, dicha, no dicha. El lenguaje extendido como una gran sábana y la palabra urgente, ahí, casi al borde de un silencio trasnochado.
Esa mañana de agosto el encuentro en el Taller se cubrió de palabras enlazantes de miradas cómplices de “hola cómo están”; “puedo decir algo?”… “¿y si lo escribís? ”… “¿y para vos, qué es …” “gracias, nadie me había dicho algo tan lindo”...
Frases que se escucharon en este ir y venir de personas habilitadas en ese espacio para hablar, para escuchar, para decir aquello que insaciable busca el lugar continente de aparición.
Fuimos decidores y escuchadores de voces que deslizaron sus tonos más graves y los más agudos también. El taller fue eso, inclusión, expresión del más preciado estado, la libertad. ”¿Puedo sacar una “pepita”?“– fue una de las preguntas que enlazó instantes de aparición fortuita; así construimos entre todos los presentes ese tejido acariciante que habilitó la aparición de la palabra. Fue también encuentro con vivencias, algunas tristes y acaso lo triste devino luego en carcajada.
Me conmovió la práctica de la escritura como refugio; abrigo, como sostén. La valoración de la escritura como experiencias que quedaron agazapadas en mí y ahora busco palabras para referirlas pero siento que la emoción es inabarcable. Fuimos otros cuando nos despedimos en un “hasta pronto” con las chicas de “Terapia a corto plazo”.
Por ello quizás cuando nos retiramos y guardamos delicadamente los libros y papeles escritos que vistieron la escena durante el tiempo que duró el taller; sentimos que la vivencia, las lecturas, la escritura y conversaciones quedaron enlazadas hasta el próximo encuentro.
El taller del Hospital Moyano es inclusivo, no hay espectadores, hay constructores de historias que valoradas vuelven a su autor/a en un movimiento de apropiación.
Llegar / crear / significar /
Experimentar la palabra en un océano de vivencias
y devolverla en todas sus formas.
Ese miércoles de soles extraviados aconteció el taller. . . La palabra, dicha, no dicha. El lenguaje extendido como una gran sábana y la palabra urgente, ahí, casi al borde de un silencio trasnochado.
Frases que se escucharon en este ir y venir de personas habilitadas en ese espacio para hablar, para escuchar, para decir aquello que insaciable busca el lugar continente de aparición.
Fuimos decidores y escuchadores de voces que deslizaron sus tonos más graves y los más agudos también. El taller fue eso, inclusión, expresión del más preciado estado, la libertad. ”¿Puedo sacar una “pepita”?“– fue una de las preguntas que enlazó instantes de aparición fortuita; así construimos entre todos los presentes ese tejido acariciante que habilitó la aparición de la palabra. Fue también encuentro con vivencias, algunas tristes y acaso lo triste devino luego en carcajada.
Me conmovió la práctica de la escritura como refugio; abrigo, como sostén. La valoración de la escritura como experiencias que quedaron agazapadas en mí y ahora busco palabras para referirlas pero siento que la emoción es inabarcable. Fuimos otros cuando nos despedimos en un “hasta pronto” con las chicas de “Terapia a corto plazo”.
Por ello quizás cuando nos retiramos y guardamos delicadamente los libros y papeles escritos que vistieron la escena durante el tiempo que duró el taller; sentimos que la vivencia, las lecturas, la escritura y conversaciones quedaron enlazadas hasta el próximo encuentro.
El taller del Hospital Moyano es inclusivo, no hay espectadores, hay constructores de historias que valoradas vuelven a su autor/a en un movimiento de apropiación.
Blanca Correa
#DesdeElMismoCielo
Blog: http://amanecelapalabra.blogspot.com.ar/
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